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WATCHTIME MÉXICO | Third Edition / 2020
SPOTLIGHT
LA ANTIGUA FIRMA
Si, con lo hasta ahora dicho, acaso sientes que has vivido debajo de una roca durante los dieciocho últimos meses, puedes encontrar consuelo en el hecho de que eres parte de la gran mayoría de gen- te que no sabía nada acerca del Frodsham Dou- ble Impulse Chronometer, a pesar de tratarse del primer reloj de pulsera mecánico fabricado en su totalidad en Inglaterra desde que las operaciones de Smith’s concluyeron hace ya más de cincuenta años. Charles Frodsham fue un relojero británico que estableció su firma en 1834 y que diez años más tarde adquiriría el negocio fundado por el eminente relojero John Arnold. Para finales del si- glo XIX, Frodsham era una de las dos grandes fir- mas que todavía comerciaban en Londres —Dent era la otra—. Charles Frodsham & Co. se consolidó como una compañía de renombre que producía cronógrafos para la Marina Real británica y relojes para observatorios en todo el mundo.
La firma sobrevivió dos Guerras Mundia- les (aunque su sede en la calle South Molton fue bombardeada en 1941 durante el Blitz) y eventual- mente fue adquirida por Philip Whyte y Stenning a mediados de la década de 1990. La experiencia profesional tanto de Whyte como Stenning se ha- bía desarrollado en el campo de las antigüedades. Desde entonces, la compañía ha producido desde relojes de tablero para automóviles —al comienzo del siglo XX— hasta relojes para carruajes, ade- más de haber fungido como el Relojero Real in- cluso con un taller en el interior del Palacio de Buckingham. Hoy en día, el centro operativo de la firma se encuentra en el barrio de St. James’s, con un taller en el condado de Sussex del Este.
Mientras que figuras británicas como John Ar- nold, John Harrison y Thomas Mudge son amplia- mente reconocidas, Frodsham ha sido una figura periférica en la historia de la horología británica. Sin embargo, su impacto es innegable. Aunque nació durante una era en la cual la producción en masa de relojes era la norma, él prefirió no pro- ducir en masa. El siglo XIX fue una época flore- ciente para muchos relojeros. Frodsham produjo
relojes con reguladores siderales para la mayoría de los observatorios del mundo, particularmente en el hemisferio sur. El observatorio en Neuchâtel, Suiza, fue construido utilizando como estándar un cronómetro marino de Frodsham. “Fuimos uno de los primeros productores de relojes para automó- vil. A comienzos de la década de 1910 fabricamos relojes para los automóviles Rolls Royce. Así es que si usted se fija en los tableros de los automóvi- les durante la época eduardiana, encontrará en el interior un reloj Frodsham. No es un dato históri- co del que se hable mucho”.
SU PRIMER RELOJ DE PULSERA
Se necesitaron quince años para el desarrollo del Double Impulse Chronometer, un ejemplar notable por su escape Daniels de impulso doble, totalmente simétrico, de gran separación y que funciona sin la necesidad de lubricación. Desarro- llado por el legendario relojero británico Georges Daniels, el escape solamente había sido utilizado en relojes de bolsillo.
Cuando Frodsham decidió crear un reloj de pulsera, no hubo duda de que tenía que estar ba- sado en la herencia de la firma, por lo que un cro- nógrafo con escape de retén a resorte fue el punto de partida. La idea de utilizar un escape de doble rueda estuvo inspirada en la cronometría y no en la noción de que el primer reloj de pulsera de Frodsham tuviese que representar algo diferente. Y, sin embargo, es indiscutiblemente diferente. Se trata del primer reloj de pulsera en el mundo con ese tipo de escape.
“El problema con el escape de retén a resorte es que solamente se impulsa en una sola dirección, lo que significa que el volante queda libre; y sobre la muñeca puede encontrarse muy fuera de lugar. Es posible corregir algunas cosas; sin embargo, toda corrección atenta contra la pureza del escape y com- promete tanto la medición del tiempo como la pre- cisión. Fue nuestro buen amigo Derek Pratt quien sugirió que utilizáramos el cronógrafo de doble im- pulso. Conocíamos muy bien a George Daniels y él nos dijo ‘sí, pruébenlo’”, recuerda Stenning.























































































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