Un tourbillon con clase

Con una experiencia de más de 30 años en una de las grandes casas relojeras de Ginebra, Laurent Ferrier cuenta con toda la formación necesaria para crear las piezas más espectaculares desde cualquier aspecto que se le considere, técnica o estéticamente: verdadero lujo para conocedores. Y para muestra basta un botón: su nuevo modelo Grand Sport Tourbillon.


Esta nueva creación sigue una muy clara tradición de lograr formas y un aspecto que se distinga de lo que hay en el mercado, forjando esos pequeños toques de lujo a través de cambios sutiles. El resultado, un deportivo con un tourbillon que no es visible en la esfera, y que está protegido por una caja muy singular, realizada en acero y con brazalete integrado.

Grand Sport Tourbillon.


Por supuesto, lo primero que llama la atención es el espectacular trabajo realizado tanto en la caja como en el brazalete. Para los amantes de las cajas estilo cushion (o cojín), esta pieza en particular ofrece detalles importantes: en este modelo en concreto es el bisel el que ofrece dicha forma cushion, en tanto la caja, que cuenta con un diámetro de 44 mm, destaca por su pulido satinado en patrones circulares, y que complementa a la perfección el pulido en espejo de los flancos del bisel.

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El brazalete integrado, realizado de igual forma en acero, también destaca por su diseño de eslabones en tres filas, y en donde cada eslabón ha sido pulido con un acabado satinado en orientación vertical. Los bordes redondeados de los eslabones, además, contrastan por un delicado pulido en espejo, detalle de gran sutileza que le da un toque de extrema elegancia.

El tourbillon sólo es visible por el reverso de la caja.

La esfera también ofrece una singular mezcla de tonalidades, propias de un profundo cuidado en el diseño. Tanto las manecillas como los índices, hechos en oro blanco, han sido tratados con recubrimiento Super-LumiNova color naranja, el cual alterna con una carátula de diseño minimalista sin numerales, cuyo color azul opalino se hace poco a poco más profundo hasta volverse negro, conforme se acerca al borde exterior.

En su interior está alojado un movimiento tourbillon de cuerda manual con escape de áncora suiza y doble espiral, que es posible admirar en el fondo de la caja. La reserva de marcha está especificada en 80 horas y su frecuencia es de 21,600 alternancias por hora. A nivel de acabados, ofrece un pulido satinado vertical que destaca aun más por el tratamiento en rutenio del movimiento. Esto, aunado a los ángulos con pulido espejo y a una jaula del tourbillon pulida también a mano, configuran un exquisito calibre, que solo los verdaderos conocedores podrán apreciar.

Reverso del Grand Sport Tourbillon.

Se trata, en breve, de una pieza de naturaleza sobria y a la vez deportiva, realizada para los amantes, al igual que el propio Laurent Ferrier, del automovilismo en su expresión más pura.

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Un tourbillon con clase
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