El nuevo miembro de la colección Speedmaster de Omega toma su nombre, Chronoscope (cronoscopio), del griego khronos (tiempo) y skopein (examinar, observar); es decir, un instrumento utilizado para determinar con precisión la duración de un fenómeno. En términos más específicos, la herramienta en cuestión suele medir la duración entre dos puntos o acontecimientos, lo cual se ha perfeccionado y llevado a múltiples niveles en el nuevo modelo de la firma.
Así, el nuevo Speedmaster Chronoscope destaca por sus diferentes esferas, cada una impresa con tres escalas de medición de tiempos: taquímetro, telémetro y pulsómetro. La primera de ellas, el taquímetro, mide la velocidad en función de la distancia recorrida (tiempo medio entre dos puntos concretos). El telémetro, por su parte, mide la distancia en función de la velocidad del sonido mediante un proceso sencillo de dos fases. Finalmente, el pulsómetro mide los latidos del corazón humano gracias a una escala de 30 pulsaciones por minuto.
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Volviendo a las esferas, los nuevos Chronoscope rinden homenaje a la historia de Omega con un diseño de “caracol”, mismo que solía encontrarse en los cronógrafos de la marca en la década de 1940. Otro guiño al pasado, específicamente al siglo XX, está en las agujas en forma de hoja, así como en el diseño de pista de espiral bajo los numerales arábigos.
En su dimensión mecánica, estos Speedmaster incorporan el calibre Co-Axial Master Chronometer 9908, de carga manual, finamente acabado y con certificación del laboratorio METAS (Swiss Federal Institute of Metrology). Este movimiento está resguardado por cajas de 43 milímetros de diámetro en acero noble o Bronze Gold, una aleación exclusiva de Omega.