Presentado en Geneva Watch Days 2020 (agosto 26 al 29), el Space Revolution de Louis Moinet es increíble desde donde se le mire. En él, se desata una batalla estelar nunca antes vista, protagonizada por dos naves espaciales de titanio, de apenas 0.5 gramos, y un doble tourbillon de satélite volante. Además, todo lo anterior sucede sobre una esfera que simula el efecto de espacio profundo, gracias a su base de titanio con nanoestructuración láser que crea pozos para capturar la luz.
Bajo la cúpula de cristal de zafiro, el enfrentamiento tiene lugar dieciocho veces por hora: la nave espacial superior completa una rotación en el sentido de las agujas del reloj cada cinco minutos, mientras que la nave inferior gira en dirección opuesta cada diez minutos.
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Por supuesto, alojar dicha escena en una pieza de relojería presentó algunos retos. Apartando los tres años que tomó el desarrollo del mecanismo, uno de los desafíos estuvo en el rediseño de la caja. El resultado, de oro pulido con acabado satinado, permite admirar la acción desde cualquier ángulo.
Volviendo a su complejo mecanismo, éste consta de dos osciladores, cada uno equipado con un mecanismo diferencial para proporcionar una mayor precisión. De carga manual y reserva de marcha de 48 horas, este movimiento consta de más de 470 componentes, con elementos de cerámica para un rendimiento optimizado.
Por si todo lo anterior fuera poco, cada pieza del Space Revolution, limitado a sólo 8 ejemplares, puede decirse que es única. Y es que, debajo del centro de las manecillas de los relojes, se pueden encontrar fragmentos de meteoritos de distinto origen: de la Luna, de Marte, de la roca más antigua conocida en el sistema solar o un fragmento que contiene aminoácidos.
