Hace 90 años, cuando Jaeger-LeCoultre concibió el modelo Reverso, la intención de su caja giratoria era, principalmente, proteger a la esfera y el cristal durante los partidos del Polo. Poco después, el metal liso del fondo planteó nuevas posibilidades, especialmente para la expresión artística y artesanal. Desde entonces, obras afamadas y técnicas decorativas han pasado sobre este inigualable lienzo.
En su más reciente iteración, el Reverso Tribute Enamel celebra la llegada del Año Nuevo chino, coincidiendo con la apertura de la boutique insignia de Jaeger-LeCoultre en Shanghai. Por ello, el reverso de la pieza se distingue por la representación de un majestuoso tigre (el animal del zodiaco chino que reina este año) que parece saltar desde el fondo de esmalte Grand Feu negro opaco, el cual también se encuentra en la esfera del reloj. Cabe destacar que la superficie pulida del pelaje del tigre y la textura en rodio cepillado de las rayas capta y refleja la luz para crear la ilusión de movimiento y fuerza.
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El aparente volumen y profundidad del grabado se logra gracias a una técnica de modelado con cinceles en la cual, para este reloj, se parte no de una superficie metálica lisa, sino de una capa de esmalte Grand Feu. Una tarea que toma al artesano más de 55 horas de trabajo.
El modelo se presenta en una caja de oro rosa de 18 quilates, con un calibre de cuerda manual de manufactura propia, con reserva de marcha de 42 horas. Es hermético hasta 30 metros de profundidad y se complementa con una correa de piel de aligátor negra.
Dado que se trata de una pieza creada por encargo, Jaeger-LeCoultre ofrece la posibilidad de personalizarse con distintos colores de esmalte.