Siempre y cuando se trate de un movimiento mecánico, ya sea de carga automática o manual, un reloj de muñeca de este tipo necesita someterse a una revisión completa cada 5 años; en cierto sentido equiparable al servicio periódico que se realiza a un auto. También debe considerarse que si se trata de una pieza con una o más complicaciones (tourbillon, calendario perpetuo, fases de la luna, cronógrafo, etc.), es recomendable aumentar el tiempo de estas revisiones a cada 3 años. La frecuencia y condiciones de uso, e incluso la forma en la que se almacena un reloj, será un factor determinante para establecer la periodicidad del servicio.
Es importante saber que, como un automóvil y otros motores de esta clase, las partes de un movimiento mecánico también contienen aceites lubricantes para su óptimo funcionamiento. Sumado al paso del tiempo y si el reloj se utiliza poco o no se pone en marcha por lo menos una vez al mes, estos aceites pueden secarse y propiciar cierta oxidación y desgaste. Esta lubricación del mecanismo es uno de los elementos primordiales en un servicio de mantenimiento y sólo un relojero certificado puede realizarla.
Los calibres con escape de silicio reducen sustancialmente esta fricción y poco a poco la industria introduce mejoras en este ámbito. En el caso del nuevo Baume & Mercier Clifton Baumatic, Grupo Richemont y la firma incorporan nuevos lubricantes con tolerancia aumentada a las variaciones de temperatura, logrando así reducir la fricción de sus componentes por más tiempo y con ello la necesidad y frecuencia del mantenimiento.
Magnetismo y Hermeticidad
Otro de los factores que reducen el rendimiento y precisión de un reloj es la exposición constante a los campos magnéticos; desde un simple imán en el broche del bolso o cartera y la cada vez más constante presencia de aparatos electrónicos en nuestro entorno. Si bien es cierto que manufacturas como Rolex y OMEGA, sólo por nombrar algunas, han desarrollado piezas con una tolerancia de hasta 15,000 Gauss, desmagnetizar un calibre es vital para mantener la precisión de un guardatiempos.
Si se tiene un reloj de inmersión o buceo, es recomendable realizar el mantenimiento cada dos años para probar o renovar su hermeticidad, independientemente de la medida de profundidad. Si el agua salada, clorada o de cualquier tipo logra filtrarse al mecanismo, comenzará un proceso de corrosión y oxidación de sus partes. Durante el servicio se evaluará el estado de las juntas de sellado en la caja, efectuando su reemplazo si es que se encontraran agrietadas o desgastadas y con ello devolviendo la cualidad hermética a la pieza. Si el reloj es utilizado en cuerpos de agua de manera diaria, se recomienda su revisión cada 12 a 18 meses.