Rolex introdujo una nueva variante de su célebre Daytona con el calibre 4130
El primer día de Baselworld nos depara sorpresas bastante agradables. Rolex, nuestra primera cita, nos entrega una serie de piezas excepcionales, todas ellas con movimiento certificado por el COSC y avalado también por las rigurosas pruebas internas de la compañía, que evalúan al movimiento ya puesto en caja, y cuyos resultados garantizan una precisión en el rango de –2 +2 por día. Por supuesto, este proceso resulta en la pomposa etiqueta “Cronómetro Superlativo”.
Nuestra cita con Robert Buchbauer, CEO de Swarovski, nos pone de manifiesto que, aun cuando las mujeres los prefieren de cuarzo, también hay un segmento importante de mujeres que solicitan al menos la magia del movimiento automático, y la visita a las marcas de Swatch (Tissot, Rado y Hamilton) nos lleva de sorpresa en sorpresa. La primera, en orden, nos entrega una noticia de impacto: Tissot incorporará próximamente un movimiento propio con componentes de silicio y se suma alegremente a la tendencia de los relojes conectados. Rado, por su parte, continúa con su magnético minimalismo, con una pieza imposible de ignorar realizada con cerámica de plasma, y Hamilton nos ofrece una entrevista con su testimonial Pierre Frola, apenísta oriundo de Mónaco y rompedor de récords.
Chanel, por su parte, presume el primer movimiento desarrollado completamente en casa, y que dispone de dos complicaciones muy interesantes: horas saltantes junto con contador de minutos retrógrado. En el caso de Bvlgari, quedamos atónitos ante su nuevo repetidor de minutos, el más delgado del mercado, un rompedor de récords.
Finalmente, llevados de la mano de Emilio Vega, nos adentramos en el espíritu de Edox, Claude Bernard y Carl F. Bucherer. Las noticias más importantes: Edox se lanza a la aventura de la Fórmula 1 al patrocinar el equipo Sauber, y Carl F. Bucherer nos presenta un nuevo movimiento hecho en casa, con su particular rotor periférico, solo que mejorado y fabricado en su nueva manufactura, así como un nuevo logo donde establece su sede histórica: Lucerna. Claude Bernard, por su parte, se mantiene en el nada despreciable segmento de relojería suiza en el rango de entrada de gama, con piezas mayoritariamente de cuarzo.