El culmen de la evolución relojera japonesa es sin duda el calibre Spring Drive, un movimiento único en su tipo que respondió a la búsqueda de un reloj que reuniera las siguientes cualidades: preciso, duradero, fácil de usar y hermoso. Cualidades que, además, representan al ADN de Grand Seiko.
Aunque el calibre 9R Spring Drive y todas sus variaciones funcionan como cualquier reloj mecánico de alta relojería, su mecanismo combina la mecánica con un electro-regulador magnético que tiene como objetivo mejorar de manera sustancial la precisión. El movimiento se acciona mediante un resorte con tecnología electrónica que funciona sin pilas u otra fuente externa. Este resorte impulsa una serie de engranajes que al final incorporan un rotor. Estos a su vez generan una pequeña carga eléctrica que activa un circuito de la misma naturaleza y un oscilador de cuarzo. El resultado es una precisión de +- 15 segundos por mes.
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Otra característica importante es que el escape tradicional de un reloj mecánico se sustituye por el célebre regulador Tri-Synchro, el cual utiliza tres formas de energía para mantener su precisión. La primera es la energía mecánica provista por el muelle real que impulsa el reloj al mismo tiempo que genera una pequeña cantidad de electricidad. Esta última es la segunda forma, y se genera para obtener la precisión de un reloj de cuarzo. Finalmente está la energía electromagnética, misma que regula la velocidad para evitar colisión, fricción o la necesidad de lubricación.
Uno de los modelos acoplados con este hito de Grand Seiko, es el SBGA471. Este reloj, parte de la colección Heritage, se inspira en los troncos de bambú congelados del bosque Arashiyama. Con 72 horas de reserva de marcha, esta referencia presume una esfera de color azul hielo y se presenta en caja de titanio y brazalete del mismo material. Su diámetro es de 40 milímetros y es hermético hasta 100 metros de profundidad.