En los últimos diez años, Laurent Ferrier ha logrado posicionarse en la industria gracias a su altos estándares de calidad y estética clásica atemporal. Cabe señalar que en 2010, la firma recibió un galardón del Gran Premio de Relojería de Ginebra por su modelo Galet Classic, un sofisticado guardatiempos con tourbillon y doble espiral. Este año, la firma cumple su décimo aniversario y lo celebra con su primera pieza en caja de titanio, el Classic Origin Opaline, que además estrena nuevo calibre de manufactura propia.
El Classic Origin Opaline, como mencionamos, se presenta en una caja de titanio con unas dimensiones de 40 mm de diámetro y 10.70 mm de altura. Ofrece una hermeticidad de 30 metros, una resistencia adecuada para el tipo de reloj, e incorpora una corona en forma de bola, un rasgo distintivo de la firma. Además, se combina con una correa Barbialla, realizada en piel de becerro y en tonalidad marrón, con forro de Alcántara y una hebilla de titanio para una sujeción óptima.
La esfera opalina de color blanco plateado destaca por su estética sobria y ordenada. Las agujas, destinadas para marcar horas y minutos, están hechas de oro blanco de 18 quilates y tienen forma de Assegai. Para los finos índices, Laurent Ferrier también recurrió a dicho material. Lo segundos, por su parte, se expresan a las 6 horas. También cabe destacar los números en color burdeos situados en los marcadores de hora.
En su interior, esta pieza contiene un nuevo movimiento de manufactura propia, el calibre LF 116.01. Este mecanismo de cuerda manual confiere una sensación muy agradable al remontuar así como un sonido inimitable gracias a su sistema de trinquete. Su reserva de marcha es de 80 horas y presenta acabados de alta gama, como el acabado de rodio negro de los puentes, visibles por el fondo abierto de la caja.
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